28 diciembre 2017

Los hitos restaurados de Belalcázar

Hace años, cuando debía viajar a algún lugar, solía recurrir a desplazarme del punto A al punto B de la manera más rápida y/o económica posible. Con el creciente interés por las carreteras secundarias o abandonadas esto cambió notablemente, y comencé entonces a revisar bien un mapa antes de planear un viaje. Puertos de montaña, localidades con historia o tramos modificados pasaban a aportar valor añadido al mero hecho de desplazarse, y es que desviarse de la ruta más "lógica" a veces posibilita descubrir puntos de interés que ni aparecen en el mapa ni tampoco se esperan, y no me circunscribo únicamente a la carretera. En la anterior entrada hacía referencia a los hitos de piedra, a su función informativa y a la antigüedad de los mismos, por eso encontrar lo que encontré casualmente durante un viaje al Sur este pasado verano me hizo especial ilusión.


Con la ocasión de un viaje vacacional a las costas onubenses, lo planeé de manera reposada, con un par de noches en camino, siendo una de ellas en la ciudad de Córdoba. La ruta hasta allí desde el norte donde resido no estuvo exenta de paradas, tanto turísticas como de carretera. Es lo bueno de compartir esta afición con otros amigos carreteros, que vas tomando nota de lugares que comparten los demás para poder visitarlos en algún momento en el que coincida pasar por la zona. Una de estas curiosidades, y que propició un rodeo en la ruta es el entorno del Embalse de la Serena y el cerro Masatrigo, transformado en una especie de rotonda natural para el paso del tráfico rodado por su circunferencia. Existen también en el lugar numerosos tramos abandonados, algo bastante común en áreas en las que se han construído embalses, sobretodo de la magnitud de los realizados en Extremadura. Este en particular se trata del mayor embalse de España y segundo de la península ibérica. La fotografía del "cerro-rotonda" está extraída del diario HOY


La reordenación de los accesos a las diferentes poblaciones cercanas provocó el abandono de un largo tramo de carretera del cual tuve noticia gracias a estos compañeros de andanzas de carretera que mencionaba anteriormente y la información compartida por ellos (saludos y agradecimientos a Emilio y Jacobo por sus aportes y divulgación de conocimientos respecto a la red viaria extremeña) y aprovechando mi paso por allí me dispuse a recorrer una de ellas, al menos en parte. Lamentablemente, alguno de los elementos que esperaba encontrar han desaparecido hoy, como es el caso de varios hitos que espero que al menos estén conservados y a la espera de restauración. Hay ocasiones en las que afortunadamente son reciclados, aunque sea únicamente a modo ornamental, como ocurre con los que vamos a ver en este post.



Tras recorrer unos kilómetros de esta antigua carretera local, que enlazaba las localidades pacenses de Puebla de Alcocer y Cabeza del Buey, continuamos viaje por carretera convencional entre Extremadura y Andalucía (carreteras autonómicas EX-104 y A-422), para después enlazar con la N-502, que parte de Ávila y que al igual que la N-232, merecerá entrada en el blog gracias a su espectacularidad a su paso por la sierra de Gredos. La N-502 es fruto de la unificación de varias carreteras comarcales a finales de la década de los 80. Por ahora vamos a recorrerla en dirección Sur hasta su final en Espiel, donde se funde con la N-432/A-45. Antes de llegar allí, la A-422 nos va a deparar una agradable sorpresa. Nos encontramos en la que antiguamente fue la C-420, de Villanueva de la Serena a Andújar.


Aún no hay ni rastro del peculiar cerro en este mapa Firestone de 1958, ya que su adecuación como "rotonda" se llevó a cabo en el marco de la construcción del anteriormente mencionado Embalse de la Serena, inaugurado en 1990.

Nos aproximamos ya a Belalcázar, localidad ubicada en la comarca cordobesa de Los Pedroches. Su población asciende a casi 3400 habitantes y el núcleo urbano se encuentra presidido por el imponente Castillo de los Sotomayor y Zúñiga, desgraciadamente en estado de abandono. Aprovechamos unas curvas rectificadas de la carretera para poder detener el vehículo y fotografiarlo con tranquilidad. 


En este caso me quedo con las ganas de visitar el castillo e incluso subir a su torre, pero ya llevamos horas de viaje y paradas, y la idea es continuar hasta la antigua Corduba, capital de la Baetica romana y mundialmente conocida por su imponente mezquita-catedral. Volvemos a la carretera después de fotografiar el castillo desde la distancia y de repente...





Una casilla de Peones Camineros, fácilmente reconocible por reproducir la fisonomía habitual, y a ambos lados de la carretera toda una serie de hitos kilométricos en un estado prácticamente perfecto de restauración...






Al lado derecho, hitos del manual de Manuel Pardo, al lado izquierdo hitos del plan Peña, verdes y amarillos, correspondientes a carreteras comarcales y locales. Salvando el detalle respecto al color de las letras del cajetín, que deberían ir en blanco, los hitos presentan un estado impecable, con su pintura brillante y la denominación original de la carretera a la que pertenecieron.


Comarcales y locales tipo Peña...










Varios "Pardo"...





Un espléndido miriamétrico...






Es como un pequeño museo de la carretera al aire libre, al cual solo le hubiese faltado un hito indicativo del cercano límite provincial Badajoz-Córdoba. Justo detrás de la casilla, otros hitos seccionados esperan pacientemente lo que pudiera ser una restauración, quien sabe si para su instalación en este entorno o en otros. 


No son solo los hitos lo que merece un elogio por su conservación, la casilla se encuentra más o menos mantenida y algo necesitada de una mano de pintura, pero ante todo en pie. En uno de los laterales aún quedan restos de pintura de las indicaciones de distancia a otros municipios cercanos. Para más información respecto a estas casillas os recomiendo la web de Xose Luis Martínez, así como su trabajo de investigación y páginas en Facebook, tanto de casillas en particular como de carreteras en Galicia en general.






Es hora de continuar viaje, con la alegría de saber que aún hay lugares y personas con sensibilidad para la conservación y mantenimiento del patrimonio vial. El que aquí escribe trata de que la Diputación Foral de Álava haga lo propio con un antiquísimo hito descubierto por casualidad hace unas semanas. La respuesta de la Administración aún no se ha producido, ojalá se materialice y sea para bien...

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