28 junio 2022

La casilla del embalse de Castrovido

De sobra es sabida la existencia de una "España sumergida", consistente en todo aquello que se tragaron las aguas cuando se represaron para diversos aprovechamientos como la generación de electricidad, riego, consumo humano o control de avenidas. No será esta la primera vez que hablamos de un embalse en este blog, pues un número apreciable de los reportajes versa sobre tramos rectificados o directamente anegados por la construcción de estas infraestructuras, que condenan al abandono a tierras, valles o incluso pueblos enteros.

Esto no siempre ocurre, pues en ocasiones la cota de inundación máxima de la lámina de agua se queda a escasos metros de aquella construcción, vía o elemento de cualquier tipo, salvándolo de la desaparición. Algo así ocurre con nuestra protagonista en este reportaje, que con la finalización del embalse de Castrovido ahora disfruta de primera línea de playa, playa de interior.

El embalse de Castrovido es una infraestructura de reciente construcción cuyo llenado ha provocado el desvío forzoso de la carretera CL-117, de Salas de Los Infantes (BU) a Abejar (SO), también conocida en este punto como carretera de Los Vados. Su construcción comenzó en el año 2004, dándola por finalizada en diciembre de 2020. La presa es de tipo gravedad, realizada en hormigón, ni más ni menos que 815.000 metros cúbicos, que embalsa una cantidad superior a 44 hectómetros cúbicos de aguas  provenientes del río Arlanza. Además, dispone de una presa de cola, con el fin de mantener el nivel de agua constante en la parte superior del embalse, y en la que como detalle llamativo se ha habilitado una escala de peces. El uso de este embalse es para el regadío de algo más de 6000 hectáreas, abastecimiento de aguas para la población, laminado de avenidas y mantenimiento de un caudal ecológico del río. La cota máxima de llenado se sitúa en los 1032 m.s.n.m., ocupando así una superficie de 214 hectáreas, aunque recientemente se ha hallado un sumidero que ocasiona pérdida de agua y se encuentra en estudio. Como en toda gran obra también hay una parte trágica, pues en octubre de 2011 se produjo un accidente que resultó fatal para cuatro trabajadores.


ABRIL DE 2022

Mi cabezonería fue lo que me hizo no cejar en el empeño de hacer este viaje. Corría enero de 2020 cuando me encontraba planeando un viaje a la zona montañosa ubicada al este de la provincia de Burgos, colindante con Soria. La turística localidad de Santo Domingo de Silos era la base de operaciones. Las condiciones meteorológicas inherentes a un mes de crudo invierno como es enero motivaron cambiar al menos una vez la fecha del viaje, en busca de un clima más benévolo y que permitiese conocer la zona con un mínimo de comodidad. Esperando y posponiendo vino la pandemia, el viaje no se llegó a realizar y quedó durmiendo el sueño de los justos. Hasta este año, en el que dije que de aquí ya no podía pasar.

Llegó pues el momento de echarse a la carretera, al comienzo de la primavera de 2022. La ruta comenzó por tierras sorianas, visitando la Peñafría de la ficción, continuó atravesando la provincia y entrando en la provincia de Burgos por el entorno del puerto del Mojón Pardo (ya tendremos tiempo de hablar sobre él próximamente) y finalizó, esta vez sí, en Santo Domingo de Silos. Al día siguiente, el imponente desfiladero de La Yecla, el cinematográfico cementerio de Sad Hill y la histórica Covarrubias pusieron el broche de oro a una ruta de fin de semana que recomiendo encarecidamente.

En el viaje de camino a Silos había una parada obligada. Desconocía todo sobre esta región en la que nos hallábamos, cercanos a Salas de los Infantes, incluida la construcción del embalse y la consiguiente afección a la carretera CL-117. Aquí hago una reseña para remarcar lo que tantas veces he dicho en el blog u otras redes, y es que si bien este proyecto es unipersonal, se nutre de las aportaciones y comentarios de tantos y tantos seguidores. Fue uno de ellos, concretamente Raúl Andrés Medel, quien me puso sobre la pista de este lugar. Corría febrero de 2021 cuando me envió unas fotografías de la casilla que había quedado en este tramo cortado por la inundación del embalse, y visto el potencial de este lugar, lo apunté en mis mapas para una futura visita. Visita que llegó por estas fechas. Por cierto, echad un ojo al trabajo de Raúl con sus maquetas de trenes. Quizás algunos recordéis uno de los primeros reportajes publicados aquí, el relativo al paso de la N-232 por el cañón de Oña, y que se cruzaba con el ferrocarril. Pues Raúl ha reproducido a escala el paso a nivel de este tramo con una calidad que os dejará boquiabiertos.

Situémonos en el lado este del embalse. Abandonamos la CL-117 actual en las cercanías del polígono industrial de Dehesilla para dirigirnos a la casilla por el tramo fuera de uso por la inundación. No esperaba encontrarme un tramo de carretera abandonado con hitos de piedra, señalización antigua o asfalto ajado, para nada. Ha estado en uso hasta fechas recientes, y lo único que denota su relativo abandono es la velocidad a la que ha crecido la vegetación en las lindes. Anoto lo de relativo porque ahora es la carretera de acceso a la magnífica playa y área recreativa que se ha creado de manera artificial, que hará las delicias de la población local en estos meses de verano. En la siguiente fotografía, extraída de Google Maps, marcamos el acceso.


Como en otras ocasiones, antes de continuar ponemos este lugar en contexto gracias a las fotografías aéreas del Instituto Geográfico Nacional. Comenzamos por el estado de este área en los vuelos 1997-2003. Nos encontramos la casilla junto a otra edificación una vez pasada la doble curva, viniendo desde el este. Aún no hay ni rastro de obras.

Fuente: Instituto Geográfico Nacional.

En la última toma disponible, del año 2017, vemos como la carretera ya ha sido cortada, la huella de las obras es más que notable e incluso ya hay áreas en las que el agua comienza a acumularse.

Fuente: Instituto Geográfico Nacional.

Esta no es la única transformación que ha sufrido este tramo, pues allá por los años 1982 y 1983, Isaac Moreno Gallo y su equipo participaron en los trabajos de mejora de esta vía, ensanchando y mejorando la carretera entre Salas de los Infantes y Regumiel de la Sierra, límite provincial con Soria. Por aquel entonces aún vivían el caminero y su mujer en la casilla, quizá ya jubilado. Dado que el ensanche de la carretera afectaba a un pozo situado en las inmediaciones, de donde el caminero extraía el agua para consumo propio, tuvieron que realizar otro pozo más atrás, con brocal de tubos de hormigón. Esta información ha sido proporcionada por el propio Isaac, a quién agradezco la colaboración. Gracias a los vuelos aéreos de entre los años 1973 y 1986, podemos conocer cómo era esa carretera antes de la intervención realizada para suavizar su trazado.

Fuente: Instituto Geográfico Nacional.

De los ochenta hasta la actualidad, menudo cambio ha experimentado este lugar. Quizá la imagen aérea más reciente sea la siguiente, donde ya aparece geolocalizada la área recreativa.

Fuente: Google Maps

En la actualidad, la carretera nos lleva casi hasta el agua, a escasos metros de la cual hace un giro a derecha y se transforma en un camino de tierra que continúa en paralelo a esta nueva playa y finaliza en el dique de cola del embalse. Justo antes, en los últimos metros de asfalto, encontramos la casilla. Una superviviente, pues aunque aún parecen quedar muchas casillas en España, es notable la tarea de destrucción llevada a cabo sin miramientos durante décadas. Para conocer más sobre las mismas no podemos pasar por alto el ingente trabajo de catalogación de Xose Luis en su web y redes. La peculiaridad de esta casilla de Castrovido son sus carteles, elementos ya perdidos en muchas casillas e indicativos de las distancias a las poblaciones más cercanas. Además, dispone de un garaje o almacén anexo, supongo que erigido en su momento para poder guardar en él la maquinaria utilizada para las tareas de conservación de la vía. Hoy, su estado es lamentable. Parte del tejado ha cedido y la puerta se encuentra abierta, dejando paso al vandalismo que todo lo arrasa. Por no mencionar el riesgo de derrumbe del falso techo sobre alguien que se interne en la casilla. Qué injusta diferencia con aquella otra ubicada en el Parque Nacional de Monfragüe, recuperada y restaurada con mimo. La vemos en las siguientes imágenes, cortesía de Xose Luis:






Se halla en el tramo fuera de uso de la antigua C-524 de Plasencia a Zorita, integrado actualmente en tan magnífico enclave natural. Pero pasemos ya a conocer a nuestra protagonista. 

LA CASILLA

Nos adentramos por la antigua CL-117 y aparcamos frente a la casilla.



La primera impresión es agridulce. La cartelería es legible y salvo por la pérdida de color, se encuentra en muy buen estado. No podemos decir lo mismo de la antaño bella puerta de acceso. Hoy está reventada.


Dentro, lo que podíamos imaginar. El boquete en el tejado y los amigos de lo ajeno y del spray están destruyéndola a marchas forzadas.


Curioso detalle el de "confín de provincia". No es la primera vez que me lo encuentro, sobre todo en antiguos hitos kilométricos guipuzcoanos.


Lo que no recuerdo haber visto antes es lo de "caseta" en vez de casilla.


Diputación Provincial de Burgos. Según me contó Isaac, era la propietaria de la vía allá por los 80, cuando intervinieron en ella.


En este lateral también hay indicaciones, aunque no sean del habitual tamaño de pared completa.





Al otro lado de la casilla se ubica el almacén anteriormente mencionado, y en su pared la indicación relativa a la distancia a Quintanar de la Sierra.





Avanzamos por la CL-117 hasta el punto en el que se sumerge bajo las aguas.



En abril el vallado parecía provisional. Quizá ahora, en plena temporada estival, se haya sustituido por elementos fijos y/o definitivos.


No habrá mucha diferencia entre el nivel máximo del agua y la cimentación de la casilla. Si bien se ha salvado por los pelos de la inundación, son otros factores los que la amenazan ahora.



Alrededor de la casilla se han instalado mesas y observatorios de aves para el disfrute de los visitantes.






Vamos finalizando la visita, pero antes de abandonar el entorno del embalse de Castrovido, hacemos una pequeña incursión en el otro extremo de la carretera inundada. Encontramos un paso canadiense de reciente construcción, pues a día de hoy se ha aprovechado este área para el pasto de ganado. Dada la presencia de animales decidimos no adentrarnos para evitarles molestias.



Hace unas semanas he "tocado" la puerta del área de Carreteras y Transportes de la Junta de Castilla y León (por ahora sin respuesta), pues considero que esta infraestructura no se debería de dejar a su suerte. Tal y como está ahora, en un lugar al que se le presupone una notable afluencia de visitantes durante los próximos meses, es un peligro si un crío se mete en su interior y sufre un accidente. Propicia el vandalismo y la destrucción de una infraestructura que dada su edad y su importancia a pie de carretera es por derecho historia de todos y un bien a proteger. Con una inversión lejana a ser descabellada puede convertirse en un punto de información turística del entorno o en un local aprovechable como bar o chiringuito de playa. Y si no, al menos se pueden tapiar sus puertas y ventanas y reparar la cubierta. Ni siquiera retejar, con tan solo unas chapas se puede evitar el mal que sin duda estará haciendo el duro clima del lugar durante los meses de invierno. Sólo hace falta lo de siempre, ganas.


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