07 abril 2024

Una década documentando la carretera

Siendo sincero, este viaje empezó hace mucho más que una década. Realmente mi relación con la carretera se forjó de niño, en los viajes familiares en aquel Seat 127 azul, o en las salidas de domingo en el posterior y "flamante" Peugeot 309 GT. Como se puede presuponer, el crío que veía los kilómetros pasar desde la ventanilla trasera era ajeno a planes de mejora de carreteras o al valor de los diferentes elementos históricos de las mismas. Sólo era feliz descubriendo nuevos lugares o recorriendo esas carreteras que eran sinónimo de vacaciones o escapadas. Años después llegaría el ansiado carnet de conducir, y con él los primeros kilómetros siendo yo el que dirigía la máquina. Primero a bordo del Seat 124 D que fue mi primer coche (casi un clásico por aquel 2001), después a los mandos de otros vehículos que han venido con el paso de los años y que han contribuído a hacer de viajar una forma de vida. Los coches llevaron a las carreteras (como bien observará el lector de esta entrada según vayan pasando las fotografías), y si bien al principio no hubo un ánimo estricto de documentar, a primeros de 2014 me encontré con un fondo fotográfico de cierta entidad, que merecía ver la luz aprovechando las redes sociales disponibles. Es así como nació mi primer proyecto, "Carreteras Radiales".  

La que considero imagen inaugural de este viaje de 10 años. Verano de 2013, antiguo puerto de Somosierra.

Carreteras Radiales fue una página de Facebook abierta en abril de 2014, dedicada principalmente a las grandes carreteras de tipo radial que desde la Puerta del Sol alcanzaban las fronteras y puertos del país. Por aquel entonces estas vías me llamaban poderosamente la atención, dada su relevancia y la singularidad que les otorgaba su naturaleza radial o su denominación en números romanos, diferente al resto de la red. En aquella época y gracias a esa página comenzaron los primeros contactos con otras personas que compartían la misma afición, compañeros que desde sus diferentes plataformas se dedican a mostrar y defender este tipo de patrimonio y con los que cada año celebramos un encuentro en el que vernos las caras y charlar de forma distendida de esto que tanto nos gusta.

Gratos recuerdos de los primeros kilómetros como conductor, atención a la "L" en la luneta trasera. Año 2002.

Vitoria-Zamora-Benidorm en la alfombra voladora hidroneumática, verano de 2003.

Carreteras Radiales sirvió también como banco de pruebas para ver hasta que punto llegaba la respuesta del "gran público". Esto de la parte histórica de la carretera era y es aún una afición un tanto de nicho, y sigue habiendo quien se extraña ante nuestro interés por viejas señales o carreteras de otras épocas. Por suerte, poco a poco se ha ido haciendo pedagogía al respecto y empieza a ponerse el foco por parte de algunas administraciones en esto de recuperar trazados históricos. 

No sólo asfalto, de siempre me ha gustado perderme también por los caminos. Año 2004.

Los meses iban pasando y la página de Facebook se veía alimentada por nuevos contenidos, extraídos de aquellos viajes que se iban dando. No solo eran viajes por carretera, tambíen lo eran virtuales. Google Maps es una herramienta de primerísimo nivel para explorar tramos abandonados gracias a una vista satelital que ofrece unos planos a vista de pájaro de suma utilidad para estudiar antiguos trazados y lo que queda de los mismos. Hablamos de infraestructuras totalmente horizontales, que en muchos casos se encuentran invadidas por la vegetación o con sus accesos cortados. En casos así es imprescindible una herramienta que nos muestre desde arriba lo que tenemos delante pero nuestra vista no puede abarcar. Otra herramienta de primer nivel es la Fototéca Digital del Instituto Geográfico Nacional, que gracias a las fotografías aéreas permite estudiar la evolución de los trazados desde aquellos primeros vuelos de mediados de los años 50 del siglo pasado hasta la actualidad.

Diferentes monturas a lo largo de los años, algunas efímeras como este Xsara Coupé HDi. Otero de Sariegos, Zamora, año 2005.

Pasado un tiempo, viendo que el proyecto se iba consolidando y que sentía la inquietud de ampliar horizontes más allá de las carreteras de tipo radial, llegó el momento de dar el paso y hacerme con una web propia. La primera prueba fue en la plataforma Jimdo, como complemento a la actividad en Facebook. La idea era poder "escapar" de la rigidez del formato de las redes sociales, y configurar un espacio propio en el que hacer reportajes con una elaboración mayor, algo que en Facebook quedaba un tanto limitado. Aquel cambio vino acompañado de una nueva denominación, que tras semanas de barajar diferentes posibilidades quedó definida como "Carreteras Abandonadas", nombre que acompaña a este proyecto en la actualidad. En alguna ocasión hay quien al publicar una imagen de algún tramo histórico pero que aún está en uso comenta: "¡pero si esa carretera no está abandonada!". Y lo hace con toda la razón, pero esto es porque esta cuenta no se ciñe solo a las carreteras abandonadas, que son muchas las documentadas, también a todo aquello relacionado con la carretera que pueda tener un interés histórico.

Otro de los lugares que cimentaron esta afición, el puerto viejo de La Muela. Agosto de 2013.

Puerto de Cavero, en la N-II. Verano de 2014.

De visita al que fue mi lugar de residencia durante una temporada. Primavera de 2014.

Pocos lugares con tanta carga histórica como este desfiladero de Despeñaperros. Septiembre de 2015.


Un par de imágenes de una carretera de fábula, la N-260 o Eje Pirenaico. Año 2016.

Como curiosidad, a la par que la página web en Jimdo crecía en contenido y veía publicados los primeros reportajes, creé un repositorio de los mismos en Blogger a modo de copia de seguridad. Dado que no era mi primera experiencia con esta plataforma y también por aquello de estar bajo el paraguas de Google y la consiguiente integración con su buscador, Blogger se impuso frente a Jimdo, migrando allí los contenidos y estableciéndose como el elemento troncal del proyecto. Además, se definió una especie de "imagen corporativa", con una gama de colores representativa y una tipografía totalmente "carretera", directamente extraída de la señalética de tipo turístico de la O.C. de 1961 y que fue estrenada como marca de agua para las imágenes desde julio de 2020. Más tarde, en el primer semestre de 2021 se creó el primer logo, que además fue replicado pocas semanas después en pegatinas.

El carismático puerto del Pico, en 2017. Popularizados por el inolvidable Paco Costas, estos parajes abulenses también tuvieron su "segunda oportunidad" en el blog.

Uno de mis mayores viajes por carretera, 9 días en ruta. Aquí posando en la N-V junto a los puentes sobre el río Almonte en 2017.

Otra gran compañera de viajes, con la que visitamos lo que queda de la antigua N-525 en 2017.

Con Blogger como herramienta principal, pero reconociendo que no es una herramienta de masas ni por consiguiente la que más seguidores y aficionados atrae, llegó el momento de entrar de lleno en Instagram. El perfil se abrió en junio de 2018, y con él toda la pléyade de posibilidades que ofrece una red tan visual y dinámica. Gracias a su integración en Meta, propietaria a su vez de Facebook, las publicaciones se podían subir a la par en ambas plataformas, facilitando mucho el trabajo. Se daba así una forma de llegar al gran público mucho más ágil, en la que con solo una imagen se conseguía atraer nuevos seguidores y canalizar visitas al blog.


Dos imágenes de una joya de la que poco se habla en ámbitos "carreteros", el trazado primitivo del puerto de Monrepós. Verano de 2018.

Una larga pero muy grata jornada de exploración en el puerto de Fraga, agosto de 2019.

Mientras tanto, fuera de las redes, seguían sucediendose los viajes de exploración de carreteras. Bien aprovechando los viajes de vacaciones, bien organizados ex profeso para la visita de "nuevos" tramos abandonados. Así llegaron las visitas a lugares míticos como el puerto de Monrepós, el puerto de Fraga y sus variantes, diferentes tramos de N-I o N-II que me quedaban relativamente cerca, o aquel magnífico viaje de 2017 por la casi totalidad de la N-V. También fue cambiando la forma de desplazarse, dejando atrás el ir de A a B por aquello de disfrutar más del propio viaje en sí. Ganaron protagonismo esos viajes en clásico, con la compañia de un viejo mapa de carreteras en la guantera. Porque los actuales navegadores son de grandísima ayuda, pero jamás tendrán el mismo encanto que esos añejos mapas Firestone, por los cuales siento predilección y que he ido adquiriendo durante estos años junto con otros editados por el MOP o las también conocidas Guiás Campsa.

El verano pandémico no impidió alcanzar nuevos lugares, como esta frontera con Portugal en agosto de 2020.

El calor era temible aquel día, pero no se podía retrasar más el momento de documentar otro lugar legendario, el puerto de Morata. Verano de 2021.

Aprovechando un encuentro con compañeros de afición celebrado por la zona, tocó hacer una ruta por lo que queda de la N-VI entre Madrid y Adanero. Junio de 2022.

La presencia en las redes también ha facilitado seguir conociendo gente nueva, algunos de manera virtual, otros que con el paso del tiempo se han desvirtualizado y han pasado a ser amigos. También ha dado lugar a una entrevista para una web de blogueros, una participación en el podcast de Viajo en Moto o para conocer a personalidades como el prestigioso ingeniero y arquitecto Isaac Moreno Gallo, a quien tengo entre mis referentes y que en su momento me cedió unos documentos de carretera que voy poniendo a disposición de los seguidores, parte fundamental de todo esto. No puedo olvidarme tampoco de las colaboraciones de todos ellos, en forma de imágenes, comentarios en las redes o en blog. Siempre digo que ellos también construyen este proyecto y son parte de él.

Otra montura para otra "nueva" carretera, antiguo puerto de las Traviesas, N-211. Primavera de 2023.

Curiosidades de la carretera de Andalucía que estaban pendientes, aquí el adoquinado del CNFE en Santa Cruz de Mudela, el pasado agosto.

La EN2 portuguesa, objetivo ansiado desde hacía meses y que constituye el ejemplo a seguir en cuanto a conservación de elementos históricos y aprovechamiento de este patrimonio como recurso turístico y cultural. Su momento llegó en septiembre de 2023.

Son muchos los kilómetros recorridos hasta ahora y aunque uno va cumpliendo años y con ellos va cambiando la forma de ver la vida, las aficiones o las prioridades, la carretera y las cuatro ruedas siempre estan ahí. Quedan aún lugares que recorrer y conocer, reportajes que publicar y proyectos que emprender. Quién sabe lo que deparará el futuro, lo que sé es que será muy complicado que mientras sea posible no esté acompañado de esta afición, que es ya una forma de vida. Esto que has podido ver es sólo un pequeño repaso a un gran álbum de tantas fotografías como viajes realizados, el cual espero poder repetir dentro de otros diez con nuevas imágenes, nuevos lugares y nuevas experiencias. Mientras tanto, querido lector/seguidor, gracias por estar ahí y por el apoyo brindado en estos diez años.


21 diciembre 2023

El hito sumergido del confín de Álava

Es de sobra conocido que la construcción de embalses, para bien o para mal, nos ha dejado multitud de tramos de carretera abandonados de manera forzosa. La inmersión de esos tramos conlleva normalmente la construcción de nuevas vías a una cota más elevada que la de la carretera a sumergir, de manera que el itinerario afectado mantenga continuidad. En este blog y en las redes sociales que de él emanan se ha tocado en numerosas ocasiones la asociación entre embalse y carretera abandonada, siendo el de Yesa el máximo exponente y el más veces visitado.

El embalse que en esta ocasión nos ocupa es el de Urrunaga, situado en la provincia de Álava y perteneciente al sistema de embalses del Zadorra junto con los de Ullibarri-Gamboa, que represa el propio río Zadorra y el pequeño embalse de Albina. Lo curioso de este sistema de embalses, que abastecen tanto a Bilbao como a la capital vasca, Vitoria, es que están interconectados entre sí mediante un túnel reversible que puede intercambiar caudal entre uno y otro. Además, también surten de agua al embalse de Undurraga, perteneciente a la vertiente cantábrica y cuya diferencia de nivel es aprovechada por el salto hidroeléctrico de Barazar. 

En este reportaje conoceremos y recorreremos a pie un tramo de la actual A-623/BI-623 que une la localidad de Legutio con Durango a través de las provincias de Álava y Bizkaia, en el que encontraremos un singular hito al final del tramo. El motivo de recorrerla a pie, como podrá comprobar el lector, será bastante obvio. Pero antes, aprovechando la cercanía, hagamos una pequeña incursión en un tramo recientemente abandonado de la N-240 también afectado por este embalse.


La carretera nacional N-240, de Tarragona a Bilbao y San Sebastián, es una vía ampliamente conocida por los seguidores de Carreteras Abandonadas, que en diferentes etapas he podido recorrer en su totalidad y que ha supuesto un buen número de fotos subidas a las distintas redes disponibles. En este caso se trata de un pequeño pero peligroso tramo de la misma, situado junto a la población alavesa de Legutiano y que ha sido rectificado de manera sensible tras la acumulación de reiterados y trágicos accidentes. El punto visitado es una curva que, en sentido Vitoria, se encontraban los conductores casi por sorpresa y tras una larga bajada. A día de hoy el tráfico discurre por un trazado de nuevo diseño que abandona el viejo corredor y que ha mejorado de manera notoria la seguridad. He de decir que yo mismo, pese a haber recorrido durante una temporada el viejo tramo con asiduidad, me veía en ocasiones soprendido por la repentina aparición de dicha curva, que para mayor peligro, se halla relativamente cerca de las aguas del embalse.







Ahora el tiempo se ha parado en este lugar, en el que reina la tranquilidad tras el cese del tráfico y que ya solo sirve de acceso a los pescadores que prueban suerte en las orillas del embalse de Urrunaga. 


Ahora sí, arrancamos y nos encaminamos al principal lugar objeto de estudio de este reportaje. 


He aquí el croquis del lugar a visitar y al que llegaremos tras una travesía de una media hora. En él apreciamos las dos carreteras. A la derecha la que actualmente sigue en uso y que se construyó a una cota mayor que la de las aguas del embalse, a la izquierda la que quedó anegada y que por entonces aún era sobradamente visible gracias a llevar poco tiempo sustituida.


A la derecha de la siguiente imagen la actual carretera A-623, a la izquierda el punto de acceso a lo que queda de la vía original, casi cegado por la vegetación.


Calzado cómodo y a caminar. La lluvia hace acto de presencia en ocasiones y hay humedad por todas partes. Afortunadamente, las botas son impermeables y permiten transitar sin mucha penuria.



Tras unos 200 metros de paseo entre árboles, la vegetación clarea por el lado izquierdo y aparecen las aguas del embalse de Urunaga. En este punto, más despejado, el asfalto hace tímido acto de presencia.


Poco más durará este rastro, en adelante irá pegado al agua y sólo se podrá recorrer en condiciones de bajo nivel como las que han permitido la realización de esta incursión pendiente desde hace tiempo, pues no es fácil ver este embalse así.


Estamos aún en la parte ancha de este brazo de agua y de manera temporal el rastro de la carretera desaparece totalmente.



En algunas zonas la poca cantidad de agua saca a la luz alguna sopresa. Medio sumergida aparece algún tipo de infraestructura. Lástima no poder acercarse más.


El siguiente "islote" sí parece ser algo relacionado de forma más estrecha con la vía. Ojo a la alineación con el brazo de tierra que, desde el punto en el que tomamos la foto, se interna en el agua. ¿Quizá fue un camino o carretera que partía de la que nosotros estamos recorriendo?


Seguimos adelante. Reconozco cierta inquietud en este lugar, son numerosas las huellas de jabalí y no quisiera encontrarme con una manada en este lugar, fangoso, apartado y solitario. Con cautela, continúo y en breve reaparecen restos del firme de la vía.


Obviamente, muy degradados.


Atención a lo siguiente, parecen postes de algún antiguo sistema de contención. Ya no hay malla metálica, pero soprende que por lo menos uno de estos postes aún siga en pie.


El brazo del embalse mengua en estrechez, y al estar la vieja carretera a una cota algo más elevada y muy cerca del límite máximo de llenado del embalse, la afección sufrida por las aguas es menor y esto beneficia su estado de conservación.



En ocasiones se complica el avanzar, pues parte de la plataforma ha caído al agua y la vegetación se ha ido apoderando de lo que queda de la misma.

 
Detalle de uno de los guardarruedas.


El ambiente con la niebla es un tanto fantasmagórico, pero bello a la vez.


A nuestra derecha, muro de contención de la actual vía, varios metros más arriba pero muy cerca de donde estamos, pues discurren casi en paralelo.



Nos acercamos ya al final de nuestro recorrido, por aquí el entorno se vuelve a abrir y la anchura de la lámina de agua disminuye notablemente. 


El terraplén (o lo que queda del mismo) nos muestra el camino hacia nuestro ansiado objetivo.


El hito del "confín de Álava".



No en vano, estamos en el confín de la provincia de Álava y también de Vizcaya, en pleno límite provincial.



Atención a la placa instalada debajo del texto tallado, que nos indica que este mojón delimita también tres términos municipales, Legutiano, Otxandio y Aramaio. No sé si esto es indicativo de que este hito pétreo tenga algún tipo de protección por parte del Gobierno Vasco, ni siquiera que esté catalogado, pero parece que al menos una vez tuvo algo de atención institucional.


La marca del agua justo sobre la palabra "Vizcaya" indica el que seguramente sea el límite máximo de llenado del embalse. En épocas de abundancia de agua es habitual ver emerger solo el tercio superior del hito al circular por la carretera actual, desde cuyo viaducto se divisa perfectamente este paraje.


Tras el hito, el lugar por el que hemos venido, peleando con el barro, los patinazos, la humedad... Lo que hay que hacer por esto de la exploración de carretera.




Frente al hito, la carretera continúa en dirección a un lugar mágico como es el entorno del santuario de Urkiola, visita más que recomendada para cualquiera que visite este lugar.


Desde el otro extremo no habría que andar más que un par de minutos para llegar hasta este hito, pero el derrumbe de la carretera hace imposible llegar hasta el hito a menos que el rio bajase seco, algo nada habitual. Además, habría que pasar/pisar sobre el fango, algo que el que aquí escribe ni piensa hacer ni lo recomienda, que luego pasa lo que pasa.


A lo lejos, el puente construido en la cola del embalse para la actual A-623, BI-623 desde este punto. Aquí termina nuestro paseo de exploración, paseo que ha merecido la pena para poder por fín visitar este singular hito.